Diario de taller Valencia

Todo empieza un día después de las fiestas de Navidad… ¡Uf,  imaginaos!

Nervioso, ansioso, excitado, ¿gustaré, no gustaré? ¿Daré la talla? Las típicas preguntas que se instalan en tu cabeza cuando empiezas un proyecto que te encanta y tienes muchas ganas de empezar.

¿El discurso del odio y la radicalización en las redes sociales? Buena pregunta. Y, ¿eso qué significa? Xenofobia, homofobia, racismo, no respeto a la diversidad… ¿De verdad existen personas que tienen tanto odio y que piensan en hacer daño? Éstas eran algunas de las primeras cuestiones que surgían en los talleres.

Imaginaos hasta qué punto puede llegar el desconocimiento de las y los adolescentes, que sin darse cuenta, la mayoría estaban sumergidos en dicho odio. Mi primer pensamiento después de tantearlos fue ése, cómo hacerles llegar que existe un mal que no podemos consentir que siga avanzando como si nada. Es el llamado “Agujero negro” en la metodología del juego de rol que utilizamos en los talleres.

¿Cuál es el objetivo de estos proyectos? El foco no es otro que conseguir cambiar todo ese rechazo que tenemos hacia la diversidad de una manera muy fácil y que a todos nos gusta, que es jugando.

Ahora sí podía decir que no tenía nervios, que lo único que me apetecía y deseaba era trabajar con los chavales como uno más; enseñándoles y aprendiendo a partes iguales. Motivarlos, guiarlos, para intentar adquirir unos valores que puedan convertirse en un cambio en sus miradas y que se transformen en cambios reales en la manera de actuar en su día a día.

El último día de taller en diferentes centros me llevé una sorpresa cuando en la mayoría de los cursos no habían intentado hacer ningún vídeo para presentar en el concurso final del proyecto. ¿Qué he hecho mal? ¿Me habré equivocado? Incluso llegué a dudar de mis conocimientos hasta que me di cuenta que el problema estaba en el MIEDO. No se trataba de desmotivación sino de temor a no estar a la altura al competir a nivel nacional en el concurso de vídeos lanzado por la iniciativa Somos Más; que en un principio se suponía para aumentar la motivación de las y los estudiantes. Cuando me di cuenta de lo que pasaba intenté ponerme en su lugar y adopté otra actitud para hacerles entender que el miedo es un sentimiento irracional al que hay que hacerle frente.

A partir de ese momento hubo un cambio en los chavales, un despertar que se traduce en una sesión donde todos y todas nos sinceramos y hablamos en primera persona para sorpresa de muchos de ellos y ellas. No se creían lo que estaba pasando, y simplemente estaban dejando salir todo lo que tenían dentro.

¿Os digo como acabó todo? Con lágrimas de alegría y diciéndome que por favor  les diera una oportunidad para poder reflejar todo los sentimientos que habían salido en el taller en un vídeo con el que participar en el concurso final de Somos Más.

Todo es más fácil cuando no tienes miedo y así pasó, me dieron una lección y ellos mismos aprendieron de ella.

Sigo trabajando en diferentes centros educativos con infinita diversidad de jóvenes que me hacen vibrar cada vez más y más.

Agustín Muñoz Bermejo

Educador del proyecto Somos Más en Valencia