Diario de taller Málaga

Hoy he estado en el instituto de uno de los barrios con más dificultades sociales de Málaga “Palma-Palmilla”, donde previamente estuve trabajando en un proyecto de drogodependencia. Tenía el punto a mi favor que conocía a uno de los líderes del barrio que lleva asuntos sociales allí (reparto de alimentos, comedor social, casa de reinserción para drogodependientes…), allí le dicen “el Padre de la Palmilla”. Previamente, me avisaron sobre los problemas de violencia que hay en el barrio y en el instituto me comentaron que hacía poco tiempo habían agredido a un joven de origen marroquí.

Tras este incidente, estuve pensando en cómo trabajar con este grupo, y sobretodo trabajar el respeto a la diversidad. Comencé a indagar sobre el flamenco y artistas que a ellos les influyeran, entonces se me ocurrió que podía ponerles música flamenca y explicar cómo el flamenco surgió de una mezcla de culturas en Andalucía, y que entre ellas estaba la musulmana y la judía.

Además, busqué información sobre Camarón de la Isla, como líder indiscutible del flamenco. Entonces encontré que era un hombre de mente muy abierta, que triunfó por el hecho de querer conocer música de todo tipo de culturas y fusionarlas a la hora de hacer sus propias composiciones y que por eso Camarón marcó la historia de la música flamenca e influyó enormemente en muchos artistas posteriores. Y así, en las aulas, comenzamos a hablar sobre el flamenco, la importancia de la diversidad para conocer cosas nuevas y crecer entre todos y todas.

El momento que más  gustó fue cuando hablamos de Camarón de la Isla con la canción de fondo “Como el agua”. Les dije que Camarón hacía siempre lo que le salía del corazón, muchas veces no se guiaba por lo que decía la gran mayoría, sino por lo que le gustaba y eso es lo que le hacía ser diferente a los demás. De ahí saqué la importancia de que no tenemos que actuar para imitar lo que hace un grupo, cuando por ejemplo alguien se está riendo de otra persona en una clase, sino actuar con responsabilidad y respeto. A veces buscar la aceptación de los demás nos lleva a hacer cosas con las que no estamos de acuerdo, y por tanto, nos resta libertad y nos hace no ser nosotros o nosotras mismas.

Finalmente aunque me costó bastante conectar y mantener la atención de los grupos, salí del centro con una sensación de satisfacción e ilusión. Quizás había trabajado de otra manera, pero en la medida de lo posible ellos se habían quedado con algunas ideas y eso era para mí lo más importante. Un chico se me acercó en un cambio de clase y le dijo a los de la otra clase, “prepararos que viene la súper chica de Andrómeda”; ahí me di cuenta que ellos captaron parte de la idea y sentí que algo de lo que habíamos estado trabajando había calado en ellos.

Paloma García Barrientos

Educadora del proyecto Somos Más en Málaga y Cádiz