Somos Más contra el odio y el radicalismo

Uno de los retos más difíciles que tenemos cuando queremos transmitir un mensaje es conocer quién es nuestro receptor. Conocer sus características, sus motivaciones, el mundo que le rodea o sus dificultades nos ayudan a adaptar el mensaje de forma que la persona pueda entendernos. La gran dificultad con la que nos encontramos los educadores es que nuestros estudiantes son diferentes cada año, por lo que conocer sus intereses y motivaciones es muy complicado. En relación a la adolescencia, el cambio se da en dos niveles: desde el nivel socio cultural e individual. El contexto sociocultural en que crecen actualmente ha cambiado enormemente en las últimas décadas afectando evidentemente a su desarrollo sociocognitivo y emocional. Para el educador esto conlleva una dificultad añadida, ya que normalmente utilizamos nuestra experiencia como marco para intentar entenderles. Pensamos en nosotros cuando éramos jóvenes, cuando nuestra historia no se parece a la historia que están viviendo los jóvenes del siglo XXI, los llamados “nativos digitales” (Prensky, 2001)[1].

Las nuevas tecnologías han supuesto una revolución cambiando nos sólo la forma de aprender y acceder al conocimiento, sino también la manera en la que nos relacionamos con los demás y en la que nos definimos a nosotros mismos. Por otro lado, la etapa entre los 10 y los 20 años se caracteriza por grandes cambios a todos los niveles y ajustar la forma de educar a las nuevas necesidades que tienen los chicos y las chicas se vuelve una tarea ardua. Por ello es importante que conozcamos las características del momento vital que viven, para que podamos entender a la persona que tenemos delante y ajustemos nuestro mensaje a sus necesidades evolutivas, para que podamos acompañarle y guiarle en su proceso de aprendizaje.

Estas razones nos llevaron a intentar desarrollar una estrategia de sensibilización y prevención dentro del ámbito educativo, donde el alumnado fuera el protagonista principal e Internet y las redes sociales, el medio para reflexionar sobre la forma de comunicarnos y relacionarnos. Otros elementos fundamentales en el diseño metodológico de la estrategia de sensibilización y de los materiales realizados en el seno del proyecto Somos Más ha sido generar aprendizajes, a través del poder del relato y el juego. No existe aprendizaje sin emoción.

Pensamos en Internet como una galaxia por la que transitan millones de personas y se reúnen en torno a distintos planetas, por lo que hemos concebido los materiales como un viaje intergaláctico con distintas misiones o dilemas a resolver, necesarias para la formación de una ciudadanía comprometida con los derechos humanos. Cada misión está recogida en una unidad didáctica donde reflexionaremos acerca de los derechos humanos, la diversidad humana, la justicia social, la resolución positiva de los conflictos, el derecho a una identidad libremente elegida, etc. Y además, lo trabajamos a través de un juego de rol, donde el alumnado decide qué personaje o planeta quiere ser para ayudar a su grupo a resolver las situaciones que se le plantean en la ficción, pero que responden a situaciones equiparables al mundo actual.

Internet nos ofrece una multitud de posibilidades para actuar en la construcción del conocimiento, intercambiar experiencias, promover acciones y desarticular situaciones que atenten contra la democracia y la dignidad de las personas. Necesitamos una ciudadanía internauta con un sentido ético. Eso significa, reconocer de peligro, desarticular a quien difunde el odio o el radicalismo, participando de forma activa en la construcción del conocimiento, las relaciones o la cultura. En definitiva, formando parte de una sociedad interconectada más justa y solidaria.

Por último, dos son los principales objetivos buscados con este proyecto y la metodología elaborada. Desde el punto de vista cognitivo, estimular el  PENSAMIENTO CRÍTICO, es decir, aprender a interpretar críticamente las imágenes, discursos, prácticas y justificaciones del discurso del odio; y desde el punto de vista emocional y conductual, desarrollar la EMPATÍA para desarrollar una conciencia sobre el sentir del “otro” y las  consecuencias de nuestras acciones tanto en las relaciones directas como en las relaciones en el espacio virtual.